Por la tarde, después de comer (yo y las grullas), estas se dedican a no hacer nada y yo me dedico a dar un voltio por los alrededores de Gallocanta, que me parece que no tienen demasiado interés, salvo quizás el Monasterio de Piedra que cae un poco lejos para una visita como la que estoy haciendo.
Según me han dicho la laguna de Zaida que dicen que tiene, entre otras cosas, flamencos, está seca este año y no hay ningún bicho fotogénico, así que pasamos de ella.
Junto a Gallocanta se encuentra Santed con unas ruinas de un castillo.
Después me dirijo a Used que no tiene nada.
De allí voy a Torralba de los Frailes desde donde sale un camino practicable en coche para llegar a un antiguo molino de pólvora, desde nace un recorrido por las Hoces del río Piedra.
Es un recorrido circular que se hace por el lecho del río (seco) y se vuelve por la parte alta, pero como no ando muy allá de tiempo, lo hago al revés, pensando que desde la parte alta habrá una buena vista del cañón.
Y debe haberla, porque hay un mirador que no fui capaz de encontrar, aunque lo ví cierta distancia, pero imposible dar con él.
Finalmente me dirijo a Abanto, encontrando grullas, ¿cómo no!, por el camino, con la intención de poder llegar al pueblo abandonado de Pardos, que los pueblos abandonados siempre tienen un cierto encanto, pero mi interlocutora
(lugareña de unos 145 años) me dice que no hay forma fácil de llegar y que no hay nada allí. Que antes sí hubo, pero ahora ya nada.
En vista del éxito y de la hora emprendo el camino de regreso, con más grullas, por supuesto.
Y antes de cenar, una visitilla a los dormideros de mis ya inseparables grullas.
Muy chulas las fotos, pero poca grulla!! 😉
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Porque es de los pueblos. En la siguiente hay grullas a tuttiplen.
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