Visita a la ciudad de Split.
Desayuno a tono con el hotel. Bastante bueno sin ser la repanocha.
La visita consiste en recorrer el palacio de Diocleciano, emperador romano nacido en la cercana ciudad de Salona y que aquí se construyó un magnífico palacio para su retiro y descanso final.
Fue el último emperador romano que se dedicó, entre otras cosas, a perseguir, y con especial saña y crueldad, a los cristianos y cuyo mausoleo se convirtió, ironías de la vida, en catedral cristiana a poco de morir aquel y tras la declaración del cristianismo como religión oficial del imperio.
Hay varias partes del palacio que se conservan perfectamente tal y como las construyeron en el siglo III.
Destaca la zona subterránea aneja a la fachada norte, el mausoleo de Diocleciano y el templo de Júpiter, aunque todo el conjunto es de gran belleza e interés y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
En medio de la visita un fuerte chaparrón nos impide continuarla de forma relajada, aunque nos permite tomar un café dentro del propio palacio y, lo más importante, reduce drásticamente la temperatura.
Una vez escampado (aunque no del todo) y finalizada la visita con la guía, un blanquito a buen precio enfrente del mausoleo y al hotel a secarnos y cambiarnos de ropa.
Comida, bastante bien, cerca del hotel y bus para visitar Trogir, pequeña ciudad medieval sobre una islita cercana a Split y con numerosas construcciones de la época y especialmente la iglesia catedral de San Lorenzo, a cuya torre subimos algunos y desde donde se tienen estupendas vistas del entorno.
Regreso a Split, paseo, cena (floja y barata, a base de sardinas requemadas y mojojones insípidos) y nuevo paseo por el interior del palacio ahora iluminado y con un cierto ambientillo.
Y como mañana tenemos viaje larguito y madrugamos un poco más de lo habitual y además tenemos que hacer la maleta, pues al hotel.
Muy bonitas las fotos
y las chicas muy guapas
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Pedazo viaje os estáis pegando…
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